Ida Rodríguez Prampolini, una de las mujeres más brillantes de su generación en el campo de la crítica del arte

Boletín No. 1075 - 11 de agosto de 2017

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  • Refirió la titular del INBA, Lidia Camacho, en el homenaje que amigos, familiares y personalidades de la cultura le rindieron a la investigadora fallecida el pasado 26 de julio

Una vida dedicada al arte, la promoción cultural y la docencia fue la de Ida Rodríguez Prampolini, académica, investigadora y crítica fallecida el pasado 26 de julio en su natal Veracruz a los 91 años de edad, y a quien el jueves 10 de agosto se le rindió un homenaje en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, organizado por la Secretaría de Cultura a través del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), en colaboración con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Veracruzano de la Cultura (Ivec) y el Fondo de Cultura Económica (FCE).

La directora general del INBA, Lidia Camacho, refirió que su muerte representa una gran pérdida para la comunidad cultural del país y que este acto fue un reconocimiento a su trayectoria sobresaliente y fecunda en los diversos ámbitos de su quehacer profesional.

“Es, sobre todo, un tributo a un ser humano generoso, que en congruencia con los valores que fueron su convicción vivió al servicio del arte, al que concibió como eje de transformación social”.

Además, subrayó su profunda admiración y cariño por la investigadora, quien también fue su maestra y “una de las mujeres más brillantes de su generación en el campo de la crítica del arte”.

Rodríguez Prampolini, agregó, nos enseñó a pensar el arte como la expresión de los grandes intereses espirituales de una sociedad, por lo que la Secretaría de Cultura y el INBA refrendan el compromiso de contribuir a la preservación y difusión de su importante legado.

En su oportunidad, Renato González Mello, director del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM, indicó que fue una figura central en la historia intelectual reciente de México y uno de los pilares de la docencia universitaria, y que buscó infundir en sus alumnos el entusiasmo intelectual que está en el origen de las utopías.

“La historia del arte en México está de luto. Hemos perdido a una de las figuras fundadoras de la disciplina y, sin duda, a un referente central para las posiciones críticas o de izquierda. Su recuerdo personal pervivirá en sus alumnos, en sus familiares y en los numerosos artistas de los que habló”, dijo González Mello.

Enrique Manuel Márquez Almazán, director general del Ivec, reconoció en ella a una académica de trayectoria ejemplar, quien se desempeñó en las letras, la historia y la investigación con un profundo sentido de compromiso y de sabiduría.

Además, destacó su quehacer como gestora en el estado de Veracruz, ya que difundió las tradiciones de la región y fundó museos que de manera dinámica preservan la memoria y los bienes culturales, por lo que, añadió, la mejor forma de rendirle homenaje es continuar con esta labor.

Ana María Rodríguez, investigadora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas del INBA, habló sobre las charlas, lecciones y la sabiduría que le compartió, lo cual amplió su panorama de conocimiento.

“No solo fueron las visitas y las llamadas telefónicas: están ahí sus escritos. Podemos leerla y sentir que está platicando con nosotros, con gracia, pero contundente; con gozo, pero sin desbordarse, invitándonos a participar en el arte que nos ofrecen los creadores”.

Por su parte, el artista Pedro Friedeberg abordó su relación de amistad con la investigadora, a quien conoció gracias a Mathias Goeritz. Además, reconoció su don de conversadora y los muchos temas que dominaba, así como las fascinantes visitas que hizo al puerto de Veracruz al lado de la Chacha, como la conocían sus amigos.

José Carreño Carlón, director general del FCE, indicó que de muchas maneras todos estamos en deuda con ella y habló sobre la amistad de casi medio siglo que mantuvieron.

Agradeció su generosidad, congruencia y valor para sostener sus convicciones en todos los campos, así como su sensibilidad popular, que no se reducía a idealizar en abstracto las expresiones del pueblo, sino que la llevó a compartir causas y a remediar carencias del pueblo, algo que hizo hasta el final de su vida.

“Imposible pasar por alto su pasión por el rescate y la preservación del patrimonio histórico, artístico y cultural de su estado y también de nuestro país, así como su sentido de la amistad y de la solidaridad”, indicó.

Finalmente, Rita Eder, investigadora del IIE de la UNAM, comentó que a lo largo de los muchos años de amistad con Rodríguez Prampolini entendió que la fuerza para impartir conocimiento que la caracterizó también provenía de su talento narrativo, ya que conocía a fondo su materia, pero sobre todo sabía contar una historia.

“Era un ser enormemente cálido y generoso, dotado de hermosura, inteligencia y amor. Sabía reír y hacer reír. Hay tanto que decir de Ida en el plano intelectual, sobre sus trabajos de historia, crítica del arte o sus proyectos para cambiar la educación de las zonas rurales. En todas sus acciones Ida volcó su enorme calidad humana, sensible a lo individual y a lo social”, concluyó.

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