La ensayista argentina Martina Tosticarelli obtuvo el Premio Internacional de Ensayo Teatral 2017
- Por el trabajo titulado Retóricas de la vulnerabilidad: pensando en el cuerpo desde la ruptura en la escena contemporánea
- El cuerpo en escena debe asumirse a partir de estrategias específicas relacionadas principalmente con el lenguaje y la imagen corporal, afirmó la especialista
La escenógrafa, historiadora del arte y ensayista argentina Martina Tosticarelli, especializada en teoría de las artes escénicas contemporáneas, obtuvo el Premio Internacional de Ensayo Teatral 2017, convocado por el Instituto Nacional de Bellas Artes, por medio de la Coordinación Nacional de Teatro y el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Teatral Rodolfo Usigli (Citru), en colaboración con las editoriales Artezblai, de España, y Paso de Gato, de México.
Tosticarelli participó en el certamen con el ensayo titulado Retóricas de la vulnerabilidad: pensando en el cuerpo desde la ruptura en la escena contemporánea, y fue elegido de entre trabajos procedentes de Argentina, Brasil, Colombia, España, Uruguay, Venezuela y México, por un jurado conformado por Gabriela Halac, editora y gestora cultural; Juan Claudio Retes, investigador teatral, y Víctor Weinstock, dramaturgo y director de teatro.
La escritora es originaria de Rosario, Argentina, y reside en la actualidad en Barcelona, España. Realizó estudios de Escenografía en la Universidad Nacional de La Plata, Argentina, y se graduó también en Historia del Arte en la Universidad de Barcelona. Obtuvo además el doctorado en Artes Escénicas en la Universidad Autónoma de Barcelona.
Fue becaria del Fondo Nacional de las Artes y el Service de Coopération et d'Action Culturelle de la Embajada de Francia en Argentina para especializarse en Regiduría e Iluminación de Espectáculos en el Institut Supérieur de Techniques du Spectacle d' Avignon, Francia.
Desde Barcelona, Martina Tosticarelli comentó que su ensayo Retóricas de la vulnerabilidad: pensando en el cuerpo desde la ruptura en la escena contemporánea es una reflexión que parte de la tesis de que, en el teatro contemporáneo, el trabajo de interpretación de un actor, en su sentido tradicional, “muchas veces ya no es suficiente para plasmar y transmitir la intensidad de sensaciones que atraviesan determinados personajes”.
Explicó que, en un contexto en el que el espectador está habituado a convivir con los reality shows y la difusión en directo de las últimas noticias a nivel mundial, y en el que las imágenes trágicas circulan de manera escandalosa en la prensa y las redes sociales, “el cuerpo que se presenta en escena debe asumirse de manera diferenciada, a partir de estrategias específicas relacionadas principalmente con el lenguaje y la imagen corporal”.
Aseguró que ahí aparece la retórica, ya no con una serie de gestos impuestos y codificados que ayudan a representar artificiosamente las emociones –como sucedía en el teatro del siglo XVIII– sino en su sentido original, “con unos mecanismos capaces de transformar al propio cuerpo en figura, en forma plástica abierta a través de la cual se puede explorar de manera conjunta la sensación de vacío y el anhelo de plenitud, el dolor y el placer, la incomodidad y la fascinación”.
Consideró que esta presentación crítica del cuerpo “es una de las características más recurrentes de la escena de las últimas décadas, fundamental para ayudar a plasmar problemáticas complejas relacionadas con el ser contemporáneo, como sus crisis de identidad y sus dudas existenciales dentro de un mundo globalizado, y también para denunciar el desbordamiento de los límites a los que se ha llegado con el cuerpo como objeto en la sociedad actual”.
El cuerpo mostrado desde su vulnerabilidad, ejemplificó, despliega siempre una estética “desgarradora”, pero el sufrimiento que se expresa mediante este tipo de corporalidad es, a su vez, “un signo de resistencia a los modelos sociales estandarizados”: El giro retórico incorpora en el cuerpo una torsión, un rebuscamiento que lo complejiza como contrapartida a la simplificación que se propone –e incluso se intenta imponer– desde los sistemas mediáticos, dijo.
En ese sentido, agregó, el trabajo retórico redefine también la relación cuerpo-espacio escénico, evidentemente. Primero, porque hay una voluntad expresa de desdibujar los límites convencionales del cuerpo y eso lleva a expandirlo, a desplegarlo en el espacio, o bien a desmaterializarlo hasta fundirlo con el entorno.
Pero también señaló que la densificación del discurso corporal produce una contaminación en el discurso escénico a nivel general. “El cuerpo retórico no encaja como un objeto cerrado en un espacio contenedor, crea una espacialidad dinámica diferente a la naturalista en constante interrelación con la experiencia personal, y visual, del espectador”.
Martina Tosticarelli amplifica su visión del arte escénico contemporáneo en general y “prefiere no hablar de avances o retrocesos”.
En cambio, afirmó, “creo que el teatro, como todas las artes, se transforma. A veces se adapta, otras se revela para resistir. El desarrollo tecnológico influye en todo ello, sobre todo en las grandes puestas en escena, pero no redefine el teatro en sus fundamentos, sino en sus formas de exposición”.
Últimamente , comentó, estamos viendo muchas obras en las que se incorpora el cine o el video como elemento documental. Hay asimismo un interés especial por explorar el mundo de las ideas o de la reflexión a partir de textos muy fuertes, como la última obra de Guy Cassiers sobre los refugiados, basada en un texto de la Nobel Elfriede Jelinek, o el performance de Romeo Castellucci inspirado en el pensamiento de Spinoza, que se estrenan en España en estos días, sustentadas ambas “en un trabajo exquisito con la imagen”.
No obstante, aseguró que “el teatro pervive en la emoción, en aquello que es capaz de movilizar interiormente al espectador, y esto no tiene por qué ser necesariamente espectacular a nivel tecnológico”.
Finalmente dijo: “Creo que el tema de la vulnerabilidad es demasiado amplio para agotarse en un ensayo. En este caso me he concentrado en la fragilidad del cuerpo, en su condición de finitud, en la aceptación de la fractura como punto de inicio para una indagación personal. No obstante, me gustaría continuar desarrollando otros aspectos de la vulnerabilidad, más relacionados con las crisis de identidad derivadas de las crisis socioeconómicas y de los conflictos bélicos. El teatro ha estado muy sensible a estos temas en los últimos años, especialmente en Europa, y espero que sea el tema de mi próximo ensayo”.
El Premio Internacional de Ensayo Teatral 2017, obtenido por Martina Tosticarelli, consistió en un estímulo económico de 40 mil pesos mexicanos y fue entregado en el marco de la 38 Muestra Nacional de Teatro, que se celebró en León, Guanajuato, del 23 de noviembre al 2 de diciembre. Dicho premio implica también su publicación en España y México en las revistas Artezblai y Paso de Gato, editorial que lo incluirá en su colección Cuadernos de Ensayo.
Este certamen es abierto a ensayistas de cualquier parte del mundo, a condición de que el trabajo sea escrito en español y presente un planteamiento teórico interesante sobre la escena contemporánea, como una forma de apoyar y estimular el pensamiento en torno al quehacer escénico en Iberoamérica.
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