La arquitectura es testigo insobornable de la historia, por eso los arquitectos debemos ser hombres de nuestro tiempo: Francisco Serrano
- La directora general del INBA, Lidia Camacho, entregó la Medalla Bellas Artes 2018 al arquitecto mexicano en una ceremonia realizada en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes
“La personalidad de Francisco Serrano, generosa, pero también entrañable, le hace honor a esta nuestra medalla y a nuestra institución”, consideró la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Lidia Camacho, al hacer entrega de la Medalla Bellas Artes 2018 al arquitecto mexicano.
En el acto, realizado el miércoles por la noche en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, la funcionaria federal señaló, ante colegas, amigos y familiares del arquitecto, así como el público en general, que se trata de “la máxima distinción que entrega nuestro instituto a las personas que han contribuido a enriquecer el legado cultural y artístico de todos los mexicanos”.
Acompañada por los arquitectos José Luis Cortés, Felipe Leal, Miquel Adrià y David Fernández, así como de Susana García y Juan Pablo Serrano, socios del despacho Serrano Arquitectos y Asociados, la titular del INBA dijo que el galardonado es miembro de una dinastía notable de arquitectos, y que desde muy joven descolló con sobrado talento y méritos propios entre los principales exponentes de la arquitectura mexicana.
Él, comentó Camacho, ha forjado una trayectoria profesional prolífica y diversa que abarca proyectos de vivienda, salud, cultura, industria, comercio, corporativos y planes de desarrollo urbano. “Su arquitectura ha sido descrita como firme y vigorosa, en la que los especialistas destacan rasgos distintivos como su tendencia a la volumetría, los cilindros, los pórticos, los planos inclinados y los escaparates de vidrio”.
No obstante, subrayó, el arquitecto Serrano evita ser encasillado por sus obras, varias de las cuales han sido merecedoras de los más importantes premios y reconocimientos tanto en México como en el extranjero, y a menudo se le menciona como uno de los protagonistas que han perfilado la modernidad en la arquitectura mexicana, junto a personajes prominentes de este arte, con quienes ha hecho mancuerna en numerosos proyectos a lo largo de casi 60 años.
Luego recordó que para Francisco Serrano, quien se ha desempeñado como maestro en las universidades más importantes del país, la arquitectura es una profesión de servicio, donde lo relevante no es el autor sino la calidad de la obra, su impacto social y ecológico.
Como ferviente impulsor del trabajo grupal, con los colaboradores de la firma Serrano Arquitectos y Asociados, realiza una arquitectura alejada de cualquier tipo de moda pero que incorpora las tecnologías de punta, persiguiendo el bienestar humano y la sostenibilidad en todos sus aspectos.
Fiel a su concepción de la arquitectura, “sus obras son la expresión de ese arte mayor que conjuga aspectos de diversas disciplinas; el arte de componer con formas para crear espacios que no solo atienden con eficacia las necesidades humanas en permanente transformación, sino que también promueven y alimentan nuestro espíritu”, destacó Lidia Camacho al referirse al galardonado.
El arquitecto Francisco Serrano, en un discurso emotivo que fue interrumpido por numerosos aplausos, agradeció emocionado la Medalla Bellas Artes, “la cual me honra”, dijo, y compartió con el público varias ideas acerca de lo que es para él la arquitectura.
“Para mí, como decía Octavio Paz, la arquitectura es testigo insobornable de la historia: trasciende a su tiempo, se vuelve testigo de una época”. Por ello, agregó, “nosotros los arquitectos debemos ser hombres de nuestro tiempo, actores de un mundo global, construyendo con los medios a nuestro alcance, aquí y en otros países, y reflejando la cultura de la que formamos parte: la cultura mexicana”.
Reflexionó y dijo que hacer arquitectura es construir un espacio a través de formas que lo delimitan, en un proceso no siempre exento de sorpresas, teniendo como fin último la obra; no quién dijo qué, no quién dijo cómo, porque la obra es lo único que perdura. Es en este proceso donde la colaboración con otras disciplinas y sus actores es fundamental.
“Aquí, entonces, hago a la vez un reconocimiento a todas las personas sin cuya participación mucho de lo que he realizado no hubiera sido posible ni reconocible. Mis obras tienen ideas básicas, un orden sensible y complejo –lo he dicho muchas veces-- que permite construir formas y espacios que albergan funciones, que si cambian no importa, pues no son las únicas generadoras de soluciones: lo malo de ayer es lo óptimo de ahora”.
Y agregó: “La arquitectura solo existe si está construida. Mi experiencia ha sido muy afortunada, pues he trabajado con los mejores arquitectos de este país, desde mi padre hasta mis hijos, pasando por arquitectos como Teodoro González de León”.
Francisco Serrano concluyó: “Miro al futuro con entusiasmo; me ilusiona imaginar que algunas de las obras que hemos hecho sean testimonio de nuestro tiempo y de nuestra cultura. Para mí la arquitectura da abrigo a las necesidades del hombre, físicas y espirituales; cuando acierta, emociona y se convierte en arte, este maravillo arte, mi quehacer, que me ha permitido ser y servir no solo a clientes sino a ustedes, mis amigos y a la sociedad entera. Y gracias a los que me han acompañado en las buenas y las malas”.
En la sesión, con la moderación de Dolores Martínez Orralde, directora de Arquitectura del INBA, los arquitectos José Luis Cortés, Felipe Leal, Miquel Adrià y David Fernández se refirieron a las diversas facetas de Francisco Serrano y coincidieron en destacar su tesón y mesura, su discreción y experiencia; lo consideraron un ejemplo a seguir y destacaron por sobre todo su generosidad y condición de ser humano excepcional, dentro y fuera de la profesión.
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